El melasma, ese visitante no deseado que aparece en forma de manchas oscuras en el rostro, es más común de lo que te imaginas. Aunque afecta principalmente a mujeres en edad fértil, los hombres no están completamente a salvo. Sus causas son una mezcla entre hormonas, genética y la siempre temida exposición al sol. Pero no te preocupes, porque hay formas efectivas de mantenerlo bajo control y darle batalla con estilo. ¡Vamos a desmenuzarlo todo!
¿Qué es el melasma y por qué aparece?
El melasma es un trastorno de pigmentación que decide instalarse en el rostro, sobre todo en zonas como las mejillas, la frente y el labio superior. Su presentación es bastante característica: manchas marrón oscuro, casi siempre simétricas, que se vuelven más notorias con el sol. ¿Te suena familiar?
¿Quién lo padece más?
Aunque no hace discriminación total, el melasma tiene debilidad por las mujeres entre los 25 y 45 años, especialmente si están lidiando con cambios hormonales como el embarazo o usan anticonceptivos. Sin embargo, los hombres también pueden padecerlo, especialmente si tienen historial familiar o pasan largas horas bajo el sol. Así que, si sospechas que puede ser tu caso, no estás sola (ni solo).
El melasma no aparece por casualidad, sino porque tu piel está respondiendo a una mezcla de factores internos y externos.
El melasma no tiene una sola cara, sino que puede presentarse de diferentes maneras:
No todo lo que parece melasma lo es. Por eso, un buen diagnóstico es clave.
Tratar el melasma no es cuestión de un solo paso, sino de combinar varias estrategias.
La fotoprotección es el pilar básico. Un protector solar de amplio espectro con FPS 30 o más es imprescindible. Los filtros físicos como el óxido de zinc son excelentes para bloquear los rayos UV.
Ingredientes como hidroquinona, ácido azelaico, ácido tranexámico o kójico son famosos por reducir las manchas y unificar el tono. Pero cuidado, úsalo siempre bajo supervisión médica para evitar irritaciones.
El melasma necesita mimo constante. Aquí van algunos consejos:
Seré honesta: el melasma no siempre desaparece del todo, pero con cuidados adecuados puedes reducirlo muchísimo y mantenerlo bajo control. Lo importante es entender que la constancia es tu mejor arma, y cada piel tiene su propio ritmo.
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